Duarte Aznar Arquitectos

Los orígenes del Barrio de San Román datan de la fundación de la misma ciudad de Campeche a mediados del siglo XVI. La historia de cómo adquirió su nombre y el posterior arribo del Cristo Negro, y los milagros que acompañan a esta imagen, desde su llegada hasta la restauración de su fiesta tradicional, es tan antigua como el barrio mismo. La última intervención significativa realizada al parque fue en los años sesenta del siglo XX a cargo del arquitecto Joaquín Álvarez Ordóñez, no obstante, pese a la diversidad y amplitud de los espacios referidos, el centro del barrio de se ha ido desarticulando y subutilizando con el paso de los años, siendo aprovechado por un número cada vez más reducido de personas, cuya permanencia se restringe a horarios reducidos.

Con el objetivo de revitalizar el núcleo del barrio de San Román, se propone potenciar la dimensión del espacio en conjunto, favoreciendo la concurrencia de personas de todas las edades y géneros en los horarios más amplios posibles, fomentando la accesibilidad universal y la inclusividad, mediante la generación de espacios de interés debidamente equipados que fomenten la asistencia constante de la población y la organización de eventos públicos, manteniendo un espacio vivo y propio de la comunidad local y cercana.

Creando vínculos entre la zona y su contexto cercano a través de la peatonalización de algunas calles que confluyen al parque, enlazamos las tres zonas (fases), a través de un circuito que bordea todo el centro del barrio, que invita al usuario a recorrer el parque con diferentes puntos de encuentro por medio de una pista peatonal y una ciclovía, logrando eliminar la actual desvinculación existente entre las zonas.

En cuanto a materiales, se realizó la restauración del piso de concreto estampado existente, así como la recuperación de los elementos originales en acabado aparente. Se aplicó caucho de colores en el piso del área de juegos, adicionando bancas y equipamiento de uso rudo y bajo mantenimiento rodeados de un paisaje compuesto de cubresuelos y árboles de la región, enriqueciendo con colores y aromas al parque. Enfrente de la concha acústica se acondicionó una estructura metálica cubierta con cristales serigrafiados con buen comportamiento térmico para confort de los espectadores.

La propuesta, a pesar de encontrarse en la conclusión de la fase 1, ha recibido gran aceptación por parte de los vecinos y locales ya que ofrece una oportunidad de integración entre familias, vecinos y amistades, entre niños, jóvenes, adultos, adultos mayores y personas con discapacidad. Un centro de barrio revitalizado cuya riqueza reside en la inclusividad e integración de quien los usa y el espacio existente de gran patrimonio histórico.